A falta de cinco fechas para el final de la Liga Profesionaly con el receso de verano en puerta, los dirigentes de los clubes de Primera ya comenzaron a pensar en el 2025. En algunos casos, las instituciones tendrán participación internacional, en otros (más de la mitad de los equipos) no, pero el calendario de la próxima temporada ya significa un dolor de cabeza para varios.

De hecho, con la reciente novedad que señala que durante el próximo año habrá 30 equipos en la máxima categoría del fútbol argentino, la forma de disputa de los torneos empieza a dividir las aguas. La decisión de jugar dos Copa de Liga parecía un hecho: 15 fechas en cada certamen, incluyendo una jornada de clásicos, octavos en cancha del clasificado mejor ubicado y escenario neutral a partir de cuartos de final. 

Así, se daría un inusual fenómeno: habría equipos que no se verían las caras en todo el año. Sin embargo, por varios motivos, aparecieron detractores. 

Es que, si bien con poco más de 30 fechas, con varias fechas FIFA y hasta elecciones, la idea para un puñado de clubes es que el calendario no sería atractivo. Varios dirigentes, encabezados por River, se habrían plantado el pasado viernes e impuesto su idea de continuar con una Copa LPF pero también una Liga larga, de todos contra todos.

De esta manera, en lugar de las 30 fechas fijas en el año más las de playoffs, se jugarían 43 (14 de la Copa en el primer semestre y 29 por Liga en el segundo) + playoffs, lo que implicaría no menos de seis o siete fechas entre semana. 

La postura de River 

Para el "Millonario", el argumento principal es que no pueden ofrecerles a sus socios abonos atractivos con tan pocas localías durante el año, lo que claramente redundaría en un golpe a sus ingresos.

Para el grueso de los equipos, sostienen que 30 partidos es poco para definir la clasificación a copas internacionales como los descensos, que volverán a sufrirse uno por promedio y otro por tabla anual.

Desde la otra vereda algunos clubes sostienen que agregar casi 10 partidos al calendario recargaría a los planteles que no tienen tanto recambio y eso llevaría a dejarlos expuestos a lesiones musculares por la cantidad de partidos que se jugarían y el tiempo entre ellos. El debate ya está planteado, veremos quién gana la pulseada.